Sábado 24 de Octubre de 2015, después luchar duro durante meses ha llegado el momento de afrontar mi sueño y participar en mi primer Ironman. La prueba elegida para este debut ha sido el Pure Triathlon 226 de Marina d'Or.
Hoy soy yo el que despierto a mi despertador, vamos, que no ha sonado la alarma aún y yo ya tengo los ojos como platos pensando en lo que me espera el día de hoy. Son las 5 de la mañana, he dormido lo justo por los nervios. Estoy ilusionado, emocionado, impaciente por empezar y a la vez no quiero que pase este gran día.
"Odio los check-ins", esa es mi frase durante el rato antes de la competición. Dejarlo todo preparado en boxes: bicicleta, bolsas de transiciones con zapatillas, tritraje, geles, barritas, bebidas, etc. Siempre tengo la sensación de que me dejo algo, aunque no sea así.
Finalmente dejo todo listo y salgo de boxes, ahora sí, con el neopreno puesto ya dirección a la playa. A primera vista ya se ve el agua muy calmada, parece una auténtica piscina. Y amanece, qué bonito. La temperatura del agua es perfecta, doy las primeras brazadas para calentar un poco. Comparto risas y buenos momentos con el resto de amigos triatletas y ya nos dirigimos hacia la zona de salida.
El tiempo se para, dejo de oír voces, miro el horizonte, y me concentro en el sonido del mar. Intento fusionarme con él, con la mirada, como diciéndole: "cuídame, voy a estar 3.800 metros contigo, cálmate, deja que fluya por encima tuyo. Somos amigos, mar".
¡MEEEEEEC! ¡Bozinazo de salida! Empieza mi primer Ironman, mi sueño, mi gran reto, mi desafío, vamos joder, vamos JODER!
Empiezo a nadar con calma, no quiero que se me haga largo por ir demasiado fuerte, quiero ir de menos a más, disfrutando, saboreando este sector que se me da bien. El grupo está muy compacto los primeros metros, pero poco a poco, boya a boya, se va estirando. Voy buscando mi hueco, mi carril, mi lugar. Concentrado, con la sonrisa puesta en el agua, olvidándome de todo y pensando en el largo y bonito día que me espera.
Termino el recorrido de ida de natación, doy el giro en la boya, y ya empiezo la vuelta. Algunas medusas han venido a animarnos también. Sigo cada vez a mejor ritmo, muy cómodo.
Visualizo un kayakista, y me llevo la gran alegría cuando veo que es mi amigo José Molina, que está de voluntario en el kayak. Le meto un grito, sonreímos, un gesto de todo ok, y sigo. Ya lo tengo.
Encaro la parte final, ya viendo el arco de la playa y toda la gente esperando. Salgo del agua, muy fresco y contento en 1h:10', y dedico una sonrisa a mis chicas de Imheart que están ahí animando.
Al trote llego a la carpa de cambio, me pongo el culotte y maillot ciclista de Viator, casco, calcetines, zapatillas y me voy a por mi bici. Veo a Laura grabándome con su acreditación de prensa y eso me da un subidón enorme. Me monto en la bici y empiezo a dar pedales.
"Aquí empieza el verdadero Ironman", le digo a Laura. Ya que el sector ciclista es el que más respeto y miedo me da.
Nunca he recorrido 180km, y soy un novato aún en la bici. Y por si fuera poco, sé que tenemos un puerto de 7km al comienzo.
Pero no importa, he venido a luchar contra todo y a salir victorioso. Pedaleada a pedaleada llego a ese puerto, empieza la carretera a subir, y subir, y subir. Y yo calmado, calma, calma. Finalmente llego arriba y entro en el circuito de 3 vueltas, que en un principio pensaba que era bastante llano. Mis cojones.
La carretera es un tobogán con repechos que no te deja llevar un ritmo constante. Mantengo la sonrisa. Mis chicas están ahí animando a cada vuelta que damos, y no puedo evitar gritarles: "¡Me dais la vida!".
Otro extra de motivación es ir cruzándome a mis compañeros que también están luchando por ser Finishers, nos gritamos en cada cruce. Esto mola mucho.
Estoy comiendo y bebiendo constantemente, el cuerpo lo asimila de lujo, voy muy bien. Plátanos, barritas y geles de Multipower, bebida isotónica, pastillas de sal, agua, Vitargo... Lo tengo todo controlado y eso me gusta.
En cada vuelta hago una parada técnica para orinar, el cuerpo me lo pide. Algún día aprenderé a mear montado en la bici, como los grandes.
La última vuelta se me hace larguísima, la mayoría de triatletas ya han terminado y a mi me queda poco. Un aplauso a los voluntarios que estuvieron animando, sois lo más. Dejo el circuito y no puedo evitar sonreír. Está claro, si primero habíamos subido 7km... ahora toca bajarlos!
¡Madre mía! ¡YIIIIIJA! Voy sólo por la carretera bajando el puerto, y me autogrito. Subidón y de lo grandes joder. Ya tengo la bici, ya la tengo, ya se acaba. He sido capaz, sí, lo he sido.
Termino el sector de ciclismo en 6h:37' y llego a boxes, ya veo a mi gente animando, gritando, esto es muy grande. Cómo os quiero. Tengo la adrenalina por las nubes, me cambio rápidamente, me pongo mis Reebok One Cushion 3.0 y me preparo para correr la maratón.
"Empieza la supervivencia del Ironman", le digo a Laura mientras me graba. En los últimos kilómetros de ciclismo había notado malestar en la zona alta de la rodilla, y no sabía si era dolor de rodilla o dolor de cuádriceps. Quiero empezar a correr para averiguarlo. Bueno, la gran duda es: ¿seré capaz de correr?
Basta de dudas y empecemos, salgo de la transición corriendo. Pasan los metros. Me cago en la leche, eran las rodillas, no me duele ni un puñetero músculo, puedo correr!
Empiezo el circuito de 3 vueltas corriendo, mucha gente en la primera parte del recorrido animando. El recorrido empieza llano, pero se va complicando a medida que pasan los kilómetros. Llego a una rampa del 20% de desnivel, corta, pero que mata. No hago ni el intento de correrla, para qué. Camino rápido y sigo, aún me encontraría con dos rampas más en la ida.
El recorrido es precioso, pegados al mar, acantilados, la costa, incluso pasamos por dentro de un túnel. Me gusta. Pero el desnivel que vamos acumulando en las piernas es de los que pasan factura. Llevo un ritmo que ronda los 5:00 min/km, qué se eleva en esas cuestas donde ando, y que disminuye un poco en las bajadas. Bueno, y que se para en cada parada técnica que hago para orinar.
Sigo comiendo y bebiendo, frutas, geles, mucha coca-cola que siempre me entra muy bien, isotónico y agua, mucha agua.
En cada comienzo de vuelta recibo los ánimos de mi gente de Imheart, y eso es lo más. Empiezo la segunda vuelta y Laura decide acompañarme unos kilómetros (con su acreditación y permiso de organización y jueces). "Vas demasiado rápido, regula", me dice. Y no es la primera vez que lo oigo, ya me lo han advertido otros amigos que están animándome. Pero yo le contesto: "Voy muy bien, por qué voy a aflojar? Estoy cómodo y disfrutando, si tengo que reventar lo haré, pero feliz. Quiero seguir a este ritmo, que me veo fuerte".
Y así es, sigo a un ritmo muy constante, cruzándome con mis compañeros y disfrutando también de ver que todos están corriendo felices y con fuerzas. Otra de las motivaciones es pasar por delante de un bar donde hay un grupo de chicos animando a cada triatleta de una forma increíble, que yo jamás había visto. Haciéndonos sentir a cada uno que somos grandes por estar donde estamos. Estoy eternamente agradecido a gente así, que se entrega animando. Repito, nos dais la vida.
Segunda vuelta completada y vamos a por la última, ya de noche. Ahora sí, cada vez más cerca de mi sueño. Está todo oscuro, nos iluminan las farolas y las luces "navideñas" de Marina d'Or, la verdad es que mola, mucho. Sigo corriendo con más de 30km ya en las piernas. Las sensaciones siguen siendo buenas, aunque las piernas evidentemente ya pesan. Pero sigo constante en mi ritmo. Y pasan los metros, las zancadas.
Fin de la tercera vuelta (al final salieron 47km), terminada la "maratón" en 4h:14', los ojos se humedecen solos, la mirada brilla, la boca sonríe, las piernas no duelen, el corazón bombea con fuerza, todo parece ir a cámara lenta. Hay que saborearlo, disfrutarlo, piso la alfombra que lleva a la meta, bendita sensación de gloria. Un paseo celestial, donde el cuerpo se eleva a las nubes, esto es inmenso. Acompañado de Laura y de toda la gente de Imheart que anima y grita. Choco sus manos, va por vosotros también.
Ahora sí, miro hacia arriba, ese es el arco. Ese es el arco que me convierte en Ironman, en persona que nunca se rinde, que lucha por lo que quiere, con sacrificio y constancia. Ya está, dije que lo haría, y lo he hecho. Con un tiempo de 12h:12':23". Ahora sí que puedo decir que: SOY UN IRONMAN.
¡Tri tri!
Termino el recorrido de ida de natación, doy el giro en la boya, y ya empiezo la vuelta. Algunas medusas han venido a animarnos también. Sigo cada vez a mejor ritmo, muy cómodo.
Visualizo un kayakista, y me llevo la gran alegría cuando veo que es mi amigo José Molina, que está de voluntario en el kayak. Le meto un grito, sonreímos, un gesto de todo ok, y sigo. Ya lo tengo.
Encaro la parte final, ya viendo el arco de la playa y toda la gente esperando. Salgo del agua, muy fresco y contento en 1h:10', y dedico una sonrisa a mis chicas de Imheart que están ahí animando.
Al trote llego a la carpa de cambio, me pongo el culotte y maillot ciclista de Viator, casco, calcetines, zapatillas y me voy a por mi bici. Veo a Laura grabándome con su acreditación de prensa y eso me da un subidón enorme. Me monto en la bici y empiezo a dar pedales.
"Aquí empieza el verdadero Ironman", le digo a Laura. Ya que el sector ciclista es el que más respeto y miedo me da.
Nunca he recorrido 180km, y soy un novato aún en la bici. Y por si fuera poco, sé que tenemos un puerto de 7km al comienzo.
Pero no importa, he venido a luchar contra todo y a salir victorioso. Pedaleada a pedaleada llego a ese puerto, empieza la carretera a subir, y subir, y subir. Y yo calmado, calma, calma. Finalmente llego arriba y entro en el circuito de 3 vueltas, que en un principio pensaba que era bastante llano. Mis cojones.
La carretera es un tobogán con repechos que no te deja llevar un ritmo constante. Mantengo la sonrisa. Mis chicas están ahí animando a cada vuelta que damos, y no puedo evitar gritarles: "¡Me dais la vida!".
Otro extra de motivación es ir cruzándome a mis compañeros que también están luchando por ser Finishers, nos gritamos en cada cruce. Esto mola mucho.
Estoy comiendo y bebiendo constantemente, el cuerpo lo asimila de lujo, voy muy bien. Plátanos, barritas y geles de Multipower, bebida isotónica, pastillas de sal, agua, Vitargo... Lo tengo todo controlado y eso me gusta.
En cada vuelta hago una parada técnica para orinar, el cuerpo me lo pide. Algún día aprenderé a mear montado en la bici, como los grandes.
La última vuelta se me hace larguísima, la mayoría de triatletas ya han terminado y a mi me queda poco. Un aplauso a los voluntarios que estuvieron animando, sois lo más. Dejo el circuito y no puedo evitar sonreír. Está claro, si primero habíamos subido 7km... ahora toca bajarlos!
¡Madre mía! ¡YIIIIIJA! Voy sólo por la carretera bajando el puerto, y me autogrito. Subidón y de lo grandes joder. Ya tengo la bici, ya la tengo, ya se acaba. He sido capaz, sí, lo he sido.
Termino el sector de ciclismo en 6h:37' y llego a boxes, ya veo a mi gente animando, gritando, esto es muy grande. Cómo os quiero. Tengo la adrenalina por las nubes, me cambio rápidamente, me pongo mis Reebok One Cushion 3.0 y me preparo para correr la maratón.
"Empieza la supervivencia del Ironman", le digo a Laura mientras me graba. En los últimos kilómetros de ciclismo había notado malestar en la zona alta de la rodilla, y no sabía si era dolor de rodilla o dolor de cuádriceps. Quiero empezar a correr para averiguarlo. Bueno, la gran duda es: ¿seré capaz de correr?
Basta de dudas y empecemos, salgo de la transición corriendo. Pasan los metros. Me cago en la leche, eran las rodillas, no me duele ni un puñetero músculo, puedo correr!
Empiezo el circuito de 3 vueltas corriendo, mucha gente en la primera parte del recorrido animando. El recorrido empieza llano, pero se va complicando a medida que pasan los kilómetros. Llego a una rampa del 20% de desnivel, corta, pero que mata. No hago ni el intento de correrla, para qué. Camino rápido y sigo, aún me encontraría con dos rampas más en la ida.
El recorrido es precioso, pegados al mar, acantilados, la costa, incluso pasamos por dentro de un túnel. Me gusta. Pero el desnivel que vamos acumulando en las piernas es de los que pasan factura. Llevo un ritmo que ronda los 5:00 min/km, qué se eleva en esas cuestas donde ando, y que disminuye un poco en las bajadas. Bueno, y que se para en cada parada técnica que hago para orinar.
Sigo comiendo y bebiendo, frutas, geles, mucha coca-cola que siempre me entra muy bien, isotónico y agua, mucha agua.
En cada comienzo de vuelta recibo los ánimos de mi gente de Imheart, y eso es lo más. Empiezo la segunda vuelta y Laura decide acompañarme unos kilómetros (con su acreditación y permiso de organización y jueces). "Vas demasiado rápido, regula", me dice. Y no es la primera vez que lo oigo, ya me lo han advertido otros amigos que están animándome. Pero yo le contesto: "Voy muy bien, por qué voy a aflojar? Estoy cómodo y disfrutando, si tengo que reventar lo haré, pero feliz. Quiero seguir a este ritmo, que me veo fuerte".
Y así es, sigo a un ritmo muy constante, cruzándome con mis compañeros y disfrutando también de ver que todos están corriendo felices y con fuerzas. Otra de las motivaciones es pasar por delante de un bar donde hay un grupo de chicos animando a cada triatleta de una forma increíble, que yo jamás había visto. Haciéndonos sentir a cada uno que somos grandes por estar donde estamos. Estoy eternamente agradecido a gente así, que se entrega animando. Repito, nos dais la vida.
Segunda vuelta completada y vamos a por la última, ya de noche. Ahora sí, cada vez más cerca de mi sueño. Está todo oscuro, nos iluminan las farolas y las luces "navideñas" de Marina d'Or, la verdad es que mola, mucho. Sigo corriendo con más de 30km ya en las piernas. Las sensaciones siguen siendo buenas, aunque las piernas evidentemente ya pesan. Pero sigo constante en mi ritmo. Y pasan los metros, las zancadas.
Fin de la tercera vuelta (al final salieron 47km), terminada la "maratón" en 4h:14', los ojos se humedecen solos, la mirada brilla, la boca sonríe, las piernas no duelen, el corazón bombea con fuerza, todo parece ir a cámara lenta. Hay que saborearlo, disfrutarlo, piso la alfombra que lleva a la meta, bendita sensación de gloria. Un paseo celestial, donde el cuerpo se eleva a las nubes, esto es inmenso. Acompañado de Laura y de toda la gente de Imheart que anima y grita. Choco sus manos, va por vosotros también.
Ahora sí, miro hacia arriba, ese es el arco. Ese es el arco que me convierte en Ironman, en persona que nunca se rinde, que lucha por lo que quiere, con sacrificio y constancia. Ya está, dije que lo haría, y lo he hecho. Con un tiempo de 12h:12':23". Ahora sí que puedo decir que: SOY UN IRONMAN.
Enhorabuena Sergio, has conseguido superar lo que parece ser tu gran reto deportivo y eso solo lo hacen las personas constantes y con mucha fuerza de voluntad. Me he emocionado mucho al pensar si yo me sentiré igual cuando consiga hacer mi primera media maratón.
ResponderEliminarLlevo corriendo muy poquito tiempo y mis retos son aún muy pequeños comparados con los tuyos, pero la ilusión y las ganas de alcanzarlos son las mismas.
Gracias por inspirarme y darme ánimos para conseguir lo que me proponga. Aunque tu intención al escribir este post no fuera esa, es lo que has conseguido transmitirme.
Siento mucha admiración por lo que haces. Un fuerte abrazo de una murcianica que se inicia en este mundo deportivo tan sufrido y bonito a la vez.
Muchas gracias por tus palabras! Yo también empecé con una media maratón hace unos años, y continué escalando retos hasta día de hoy. Así que mucho ánimo y a por todas! :)
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar